Entrevista a Hans-Werner Sinn, presidente del IFO
Adiferencia de muchos compatriotas, Hans-Werner Sinn, presidente del Instituto de Investigación Económica alemán (Ifo), es un acérrimo defensor del euro. Sinn, que participó esta semana en una reunión del grupo CESIfo en Iese, en Barcelona , reconoce sin embargo que la moneda única debería haberse implantado de forma progresiva. El economista reconoce la preocupación alemana por la situación de sus vecinos sureños y recuerda que España vive ahora el estancamiento que ya sufrió Alemania en los últimos años.
Alemania se ha convertido en la locomotora europea y tiene un gran superávit gracias a las exportaciones a otros países de la UE, que sufren ahora grandes déficits. ¿Será Alemania también compradora?
Algunos países están haciendo peticiones contradictoriasaAlemania: por un lado quieren que aporte más dinero, y al mismo tiempo que exporte menos. Alemania ha vivido un largo estancamiento: exportaba su ahorro hacia países que le compraban bienes de consumo mientras la inversión interna se mantenía entre las más bajas de la OCDE. Creció el paro y se estancaron los salarios y los precios, haciendo más baratos los productos alemanes, pero también se incrementó la pobreza relativa y se redujeron las importaciones: eso es lo que realmente contribuyó a aumentar el superávit. Ahora los bancos alemanes no se atreven a invertir fueray prefieren canalizar el ahorro hacia inversiones productivas internas: los tipos de interés bajos animan a comprar viviendas, y el país está en el inicio de un boom inmobiliario como el de España hace 15 años. Eso implicará que los alemanes importen más y las exportaciones serán más caras porque habrá una subida de precios y salarios. Todo eso hará que el superávit se reduzca automáticamente.
Algunos analistas señalan que Alemania piensa hoy más en sus propias prioridades que en las del conjunto de Europa...
La mayoría de alemanes no eran entusiastas de entrar en el euro, pero prevalecieron motivos políticos. Ahora son necesarios grandes paquetes de rescate europeos en los que Alemania es el principal garante, y los ciudadanos temen que no se recupere nunca el dinero. Les cuesta entender que sea su propio país quien deba aportar garantías para el dinero que está prestando. Un ejemplo: Irlanda se benefició de la captación del ahorro alemán y los alemanes no entienden que ahora deban ayudarle mientras Irlanda se mantiene como paraíso fiscal y con un PIB per cápita un 15% superior al alemán: si tuviera el sistema fiscal alemán, podría rescatar a sus propios bancos.
Los alemanes creen que han sido demasiado solidarios, pero en los países del Sur la percepción es que se han aprovechado de la crisis...
Hay quien dice que Alemania se ha aprovechado del euro porque tiene superávit comercial. Es absurdo: el superávit viene de la salida de ahorros y del estancamiento. Este año Alemania crece más rápido que otros países, pero es la primera vez que ocurre desde la implantación del euro y, del 3,5% de crecimiento que se prevé alcanzar, sólo un tercio procede del comercio exterior. El resto viene de la demanda interna, sobre todo la inversión, que supone la mitad del total.
¿Alemania se siente cómoda con el euro?
No. Muchos alemanes no entienden la crisis y culpan a lamoneda única. Yo siempre fui un gran defensor del euro y me siento un poco culpable por ello. Si tuviera que decidir ahora, creo que el euro tendría que haberse implantado inicialmente en un pequeño número de países para después irse extendiendo lentamente al resto de Europa. Para España, por ejemplo, hubiese sido más positivo no estar en el grupo inicialyhaberse incorporado posteriormente, con un periodo de ajuste más largo. Pero ahora no hay alternativa al euro: el proyecto ya está en marcha y hay que luchar para que sea un éxito.
¿Qué opciones le quedan a Europa para conseguirlo ?
Necesitamos un mecanismo de crisis que ayude a países en peligro, pero no puede ser un seguro de cobertura total sin ningún tipo de franquicia. Hay que ayudarles con fondos comunitarios pero los bancos también deberían asumir parte de la responsabilidad, aunque eso implique que los bancos alemanes también pierdan dinero. Los bancos ya tendrían que haber formado parte del esquema de ayuda que se trazó en mayo con el Fondo Europeo de Estabilidad, y no a partir del 2013. Esto generaría ayuda y también disciplina, porque los bancos serían más cuidadosos en el futuro. Por otro lado, los contribuyentes también deben asumir una parte de este coste para evitar que surja el pánico en el mercado financiero. Otras posibles opciones como emitir bonos europeos o permitir la suspensión de pagos de un país son inviables. Tampoco la unificación de políticas fiscales contribuiría a aliviar el problema sino más bien a agravarlo, si se convierte en un sistema de transferencias.
Teniendo en cuenta las previsiones de crecimiento para Europa, ¿vamos hacia una Europa con dos velocidades distintas?
Claramente sí, pero esa situación no es nueva. Alemania ha pasado por una dura fase interna con grandes tensiones sociales mientras España vivía un crecimiento inédito. Había dos velocidades pero Alemania era la tortugayEspaña la gacela. Ahora la tortuga se ha convertido en gacela y viceversa, pero no creo que vuelvan a alcanzarse desequilibrios tan grandes como los de los últimos años: gacelas y tortugas tienden a converger.